Son las 2.47 de la madrugada y dentro de 4 horas sonará el despertador que me avisará para salir al aeropuerto. Tengo unas ganas enormes de empezar el #AnaPisaLasMontañasDeBuda, un viaje que me va a llevar por algunos de los rincones más aislados y auténticos del planeta.

Me apetece mucho volver a pisar Asia después de la experiencia en Myanmar hace un año y me hace ilusión ir a conocer lo que muchos llaman el techo del mundo, la cordillera que concentra los picos más altos del planeta: el Himalaya.

Voy a caminar por tres países del Himalaya muy diferentes. Estaré 16 días pisando, oliendo y sintiendo los lugares más emblemáticos de una milenaria Katmandú, un remoto Tíbet y el desconocido pero mágico reino de Bután.

Mapa del #AnaPisaLasMontañasDeBuda

Nepal, el país de los sherpas

Aquí tendré la oportunidad de conocer la caótica Kathmandú y perderme por algunas de las ciudades imperiales que conformar sus valles más cercanos, Kirtipur y Khokana.

No pienso quedarme únicamente en los templos. Pienso pisar mucha calle y cruzarme y charlar con tanta gente como el idioma nos permita.

Tíbet, el techo del mundo

Se que voy a alucinar cuando vuele desde Kathmandú a Lhasa, cruzando toda la cordillera del Himalaya y aterrizando en el altiplano tibetano sobrevolando los ochomiles más impresionantes del mundo.

Tardaré en creerme que aterrizo en la ciudad sagrada que fue durante siglos el lugar de residencia del Dalai Lama y centro mundial del budismo.

Y se que una de las dos joyas del viaje para mi será el road trip desde Lhasa hasta el campamento base del Everest en la frontera con Nepal. 4 días de decenas de horas de carreteras infernales e incómodos pasos de montaña que me llevarán con los ojos embobados por algunos de los sitios más remotos del planeta sobre los que llevo años leyendo: el sagrado lago Yamdrok, Shigatse, el glaciar Nojin-Kantsang, Gyantse, los monasterios de Tashilumpo y Sakya….

Saldré de Lhasa, tocaré frontera con Nepal en el campamento base del Everest y volveré de nuevo Lhasa, con la espalda probablemente molida pero con la experiencia única de haber circunvalado el conocido como techo del mundo, el país más alto y aislado de la tierra pero una de las regiones más auténticas del planeta.

Bután, el reino prohibido de la felicidad

Llegaré a Bután volando de nuevo desde Katmandhú hasta Paro, en el que dicen es uno de los vuelos comerciales más bonitos pero con uno de los tres aterrizajes más peligrosos en medio de esta enorme cordillera.

Disfrutaré un montón de un par de días en el precioso valle de Paro y subiré caminando en un trekking hasta el monasterio de Taktsang, más conocido como el nido del tigre, la segunda joya del viaje y una ascensión obligada una vez en la vida para todos los habitantes del país.

El viaje es la recompensa. Allá vamos… #AnaPisaLasMontañasDeBuda

Hay mil nombres para este enorme rincón del mundo: la morada de las nieves, el techo del mundo, las montañas de Buda…

Voy a vivir una tierra de agua, glaciares, ríos, enormes montañas y profundos valles. De precipicios y altos pasos de montaña cercanos al cielo. Voy a vivir los campos verdes de arroz tallados en las colinas. Voy a vivir algunas zonas nunca conquistadas, nunca colonizadas, puras, auténticas. Voy a llenarme los oídos del sonido de los molinillos de oración, los ojos de gentes, monasterios y paisajes salpicados de banderas de oración. Voy a intentar casi tocar el cielo.

He preparado el viaje muy bien. He visto un montón de pelis (One mile above, Kathmandú o Siete años en el Tíbet) y llevo más para ver en el avión. He leído varios libros súper interesantes (Las montañas de Buda, En las montañas del Tíbet, Huída al tíbet, El tercer ojo y Crónicas desde el Himalaya) y llevo 3 más en el kindle para hacer más llevaderas las horas de escalas, traslados y esperas. Y por supuesto me acompañan las guías Lonely Planet de los 3 países que pisaré.

 

Voy a disfrutar, voy a crecer y voy a aprender a cada paso. Como hago en cada viaje. Porque el viaje es la recompensa. Porque somos el resultado de los libros que leemos, los viajes que hacemos y la gente que conocemos.

Se que cualquier adjetivo se quedará pequeño para describir lo que vaya viendo, pero iré compartiendo de mi diario personal del viaje lo que internet y las conexiones me dejen. Lo que no tengáis durante, lo tendréis a la vuelta… Así podréis ver al menos un poquito a través de mis ojos 😉

 

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