Era medianoche en Bhopal

El proyecto de Union Carbide en Bhopal (India) terminó siendo una de las grandes catástrofes humanas de los últimos años. Sin embargo, lo que terminó en tragedia por una peligrosa secuencia de decisiones empresariales había empezado siendo un proyecto con un más que interesante equipo de profesionales detrás.

Conocer la historia de cerca ayuda a comprender la magnitud de la catástrofe, los horribles errores que se fueron sucediendo hasta desencadenar en aquella noche en que una nube tóxica mataba a miles de personas en esta región, pero también la historia de aquellos ingenieros y miembros de la dirección de la empresa que se fueron quedando en el camino por no aprobar las decisiones que conducían progresivamente a la fábrica a la degradación y el total abandono.

Nadie sabrá nunca exactamente cuántas personas fallecieron durante la catástrofe. Las autoridades, preocupadas por limitar la suma del reparto de las indemnizaciones, fijaron de manera arbitraria el balance en la cifra de 1754 muertos. Sin embargo, la realidad apunta a muchos miles más.

Se calcula que unas 8.000 personas fallecieron en las primeras 48 horas, 12.000 en 72 horas y casi 20.000 lo hicieron en las siguientes semanas.

Las cifras no tienen en cuenta que un gran número de las víctimas no se contabilizaron. Entre ellas se encontraban inmigrantes que no tenían domicilio fijo. Durante la mañana del 3 de diciembre, los supervivientes cuentan que los camiones del ejército se llevaban montones de cadáveres anónimos hacia destinos desconocidos. Durante las semanas siguientes, cientos de cuerpos aparecieron flotando en el río Narmada.

Según los datos de los que realizaron las cremaciones, más de 7000 cadáveres fueron quemados y la asociación de fabricantes de tejidos declaró haber proporcionado material para confeccionar 10.000 sudarios para las víctimas hindúes. Las autoridades pusieron en duda la veracidad de estas cifras porque decían que excedían el número de solicitudes de indemnización recibidas. Lo que decidieron no contabilizar fueron las familias que murieron al completo sin que quedase nadie con vida que reclamase tal indemnización.

No se ha promovido ningún juicio contra Carbide por el crimen en Bhopal. Ni el gobierno indio ni los abogados norteamericanos consiguieron que la justicia del otro lado del atlántico se declarase competente en una catástrofe que había ocurrido fuera del territorio de Estados Unidos. Tuvieron que pasar años de regateos y negociaciones para que la empresa norteamericana y el gobierno indio cerrasen un trato, a falta de un juicio en toda regla. En enero de 1989, Union Carbide ofreció abonar 470 millones de dólares de indemnización con la condición de que el gobierno indio rechazase toda acción judicial posterior contra la empresa y su presidente. La cantidad era seis veces menor que las compensaciones reclamadas; sin embargo, los abogados del gobierno de Nueva Delhi aceptaron la propuesta sin discusión.

Ver Documental «Bhopal, la tragedia olvidada»

Javier Moro y Dominique Lapierre nos conducen en «Era medianoche en Bhopal» por los acontecimientos de esta antigua ciudad a través de los testimonios de los campesinos de la zona y también de las vidas de los trabajadores de la fábrica de pesticidas.

Años antes de la catástrofe, la multinacional americana aterrizaba en esta zona haciéndose con un equipo de ingenieros químicos especializados para la fabricación de un potente pesticida, el Sevin, que prometía acabar con los mayores problemas que tenían los agricultores de todo el mundo para sacar adelante sus cosechas. Este pesticida cumplía con todos los requisitos: era económico, eficaz contra las plagas más comunes y completamente inocuo para el hombre y el medio natural. Sin embargo, el proceso de fabricación implicaba el empleo de unas sustancias altamente tóxicas como la monometilamina (o metilamina anhidra) e incluso potencialmente letales como el gas fosgeno.

Después de que Union Carbide rechazase fabricar este producto en sus plantas instaladas en Estados Unidos, Bhopal, capital del estado de Madhýa Pradesh, uno de los más pobres de la India, se perfilaba como una buena opción para la producción. Después de varios años de producción, el pesticida deja de usarse y de ser rentable, a pesar de los esfuerzos de la empresa en sentido contrario.

Primero, la multinacional intenta forzar el consumo y rentabilizar su producción con cambios que empiezan a poner en peligro la salud de los que trabajan en la planta; después de eso, se deciden reducir aún más las medidas de seguridad de la fábrica para ahorrar costes; al final, se para la producción y la fábrica queda como un auténtico cementerio químico supervisado en pésimas condiciones de seguridad por personal que ni siquiera sabe con qué productos está tratando, con los sistemas de alarma desactivados y sin contar siquiera con máscaras que los protejan de un eventual escape químico.

En el camino se habían ido quedando gran parte de los ingenieros que pusieron en marcha la fábrica, quienes no aceptan las decisiones de Union Carbide. Sin embargo, la multinacional hace oídos sordos más interesada por su cuenta de rendimientos que por la seguridad de los miles de habitantes de esa zona y, poco a poco, acaban olvidándose de la existencia de Bhopal.

Una tragedia química

En la noche del 2 al 3 de Diciembre de 1984 la fábrica de pesticidas que la multinacional Union Carbide poseía en Bhopal, situada en el centro de la India, sufrió un escape de unas 42 toneladas de gases tóxicos. Desde la fábrica se apagó la sirena de alarma para evitar causar el pánico entre la población.

Una vez en contacto con el aire, el isocianato reaccionó con otros productos en aerosol formando una mezcla de gases letales, entre los que abundaba el ácido cianhídrico. Estos gases originaron una nube ardiente que, a ras de suelo, recorrió toda la ciudad y sus alrededores.

Total abandono

Aquella noche la fábrica de Bhopal estaba parada. Uno de los escasos movimientos era el de unos obreros que realizaban tareas de limpieza con agua a presión en el interior de unas canalizaciones de trasiego de isocianato de metilo. Fuera de las instalaciones y pegadas a sus muros dormían miles de personas en chabolas, organizadas en populosos barrios peligrosamente próximos. Las autoridades civiles no habían tenido la valentía política de reubicarlos en otro lugar sino que, por el contrario, les habían concedido escrituras de propiedad de los terrenos donde se asentaban. Actos demagógicos como éste sumados al abominable reciente asesinato de la Primera Ministra, Indira Gandhi, posibilitaron la aplastante victoria del gobierno de su hijo, Rajiv Ghandi, en las elecciones generales celebradas a finales de este mismo mes de diciembre. El Partido del Congreso consiguió la mayoría absoluta con 368 escaños sobre los 508 posibles.

Así lo relatan Javier y Dominique en el libro:

En el interior de los muros de la Carbide continuaban las maniobras de limpieza, sin tomar las debidas medidas preventivas. El agua inyectada en las tuberías de MIC circulaba con fuerza arrastrando impurezas adosadas a las paredes del tubo así como cristales de cloruro de sodio y restos metálicos. Pero los operarios habían ignorado la precaución de estancar el conducto con el empleo de unos discos especiales y el agua junto con los desechos arrancados se filtraron al interior de la cisterna E-610, que contenía 42 toneladas de MIC. Conectadas a ella había otras dos cisternas de MIC, la E-611 y la E-619, que contenían respectivamente otras 20 y 1 toneladas de la misma sustancia. El agua, los cristales de cloruro de sodio y los restos metálicos en contacto con el MIC provocaron una violenta reacción exotérmica del líquido, que pasa rápidamente al estado gaseoso con desprendimiento de calor. En cuestión de segundos, la presión en el interior de la cisterna pasa de 2 a 55 libras por pulgada, o, lo que es lo mismo, de 0,4 a 10,8 kilogramos por centímetro. El acero de alta resistencia con que está construida la cisterna aguanta bien la presión, pero el gas intenta buscar salida por alguna parte y la encuentra en las válvulas de seguridad, que estallan por efecto de la sobrepresión. A partir de entonces la fuga tóxica es inevitable.

Dos altas columnas de gas, a modo de géisers, se proyectan hacia el cielo de Bhopal. Los bomberos de la fábrica son incapaces de abatir la nube con agua pulverizada, ya que el chorro de las mangueras no cobra suficiente altura, y los sistemas de seguridad de la fábrica están apagados o inutilizados. Sin posibilidad de hacer nada, la nube tóxica se va haciendo cada vez mayor y un ligero viento del norte la impulsa en dirección contraria, hacia el sur… hacia la ciudad. Shekil Qureshi, supervisor del turno de noche, ordena la evacuación general de la fábrica en la dirección contraria al viento y ninguno de los empleados, salvo él mismo, resulta afectado por la emanación de los gases.

Debido al aumento de temperatura y la violenta reacción del MIC, éste comienza a descomponerse en varios gases muy tóxicos e incluso letales: fosgeno, monometilamina y ácido cianhídrico (cianuro). Todos ellos tienen una densidad superior a la del aire, por lo que se mantienen prácticamente a nivel del suelo. El viento empuja suavemente esta nube tóxica y la dirige hacia el sur, hacia los barrios de chabolas, la estación de ferrocarril, una fábrica de cartonaje, la estación de autobuses, la central eléctrica y la ciudad vieja de Bhopal; según algunos medios de comunicación, la nube sobrevoló unos 40 kms2 de la ciudad. De inmediato sucumben a centenares las especies animales: gatos, perros, vacas, búfalos y pájaros. En cuanto a las personas, los primeros en morir son los habitantes más imposibilitados: ancianos, inválidos y niños. Las calles de Bhopal se cubren de cadáveres y de gente desesperada por huir, intentando respirar. Uno de los gases más letales liberados en el accidente fue el ácido cianhídrico; el cianuro bloquea de forma inmediata la acción de las enzimas que transportan el oxígeno hasta el cerebro, provocando la muerte por insuficiencia respiratoria.

Después de aquello, Union Carbide nunca se hizo responsable del accidente.


Union Carbide on Bhopal
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1 comentario

  1. ya ese magnicidio queda en la impunidad que cosas … el no ser capaces de reconocer los errores y pensar que todo eso se hubiera evitado si se hubiera hecho un control en la fuente en el medio y luego en los individuo

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