Una de las cosas más interesantes sobre las que empaparse antes de viajar a Myanmar es su historia política más reciente. Dura, opaca y, seguramente, llena de medias verdades y mentiras.
Una dictadura militar demasiado prolongada, una población que a finales de los ’80 empieza a pedir democracia y una admirable Aung San Suu Kyi convertida en símbolo de la libertad y resistencia contra la barbarie del dictador Ne Win.
En este ambiente se inspira «Más allá de Rangún», una época en la que la población que reclama democracia y protesta contra las barbaridades del régimen militar es masacrada y obligada a huir a Thailandia arriesgando a cada segundo su vida. Una película desdoblada entre el relato personal e íntimo de una mujer que busca sentido a su vida tras perderlo todo y el relato de denuncia política de un país que se revela contra la dictadura.
La trama se desarrolla en 1988. Laura (Patricia Arquette), una médico norteamericana, acaba de perder a su hijo y a su marido. Su hermana se la lleva en una excursión organizada a Birmania, con el deseo de distraerla de su dolor. Una noche insomne, desobedeciendo el toque de queda, Laura sale a pasear por la ciudad y se topa con una manifestación política, que contempla arrebatada, especialmente por la hechizante presencia de Aung San Suu Kyi. La inmediata represión militar inicia la intensísima aventura de Laura más allá de Rangún, en la que encontrará un nuevo sentido a su vida rota, un ideal, y la generosa entrega como médico en bien de los demás.