[Este artículo lo publiqué antes en el blog de Alma Natura]
Es el primer café en Reino Unido en el que los platos no tienen precio. Cocinan con productos a punto de caducar cedidos por establecimientos y es el cliente quien decide cuánto paga.
Sólo en Reino Unido cada año se desperdician 7,2 toneladas de residuos alimenticios. La gran mayoría no son alimentos en mal estado, sino productos que están a punto de caducar y que los establecimientos se ven obligados a retirar del mercado para cumplir la ley. Pero ¿qué pasaría si todos esos productos se usaran para cocinar y dar de comer a gente?
Esto es lo que se preguntó el chef Adam Smith, impulsor de The Real Junk Food Project, después de trabajar un tiempo en Australia en el campo cogiendo fruta. Por las noches, veía cómo mucha comida que no estaba en buen estado para ser vendida pero que era perfectamente apta para el consumo acababa en ranchos de cerdos. Fue ahí donde empezó a pedir parte de esa comida sobrante para cocinar a sus compañeros.
Lo hizo en Perth, Sydney, Melbourne… y volvió a Inglaterra con una idea: montar una cafetería que funcionase con esa dinámica. Así nació The Real Junk Food Project en diciembre de 2013, un restaurante que cocina con sobras y donde es el cliente el que decide cuánto pagar.
¿Qué hay de comer? Depende de los productos que los restaurantes, comercios y familias vecinas fuesen a tirar a la basura. Ahora que ya conocen el proyecto, en lugar de llevarlos al contenedor se los donan a Adam para que los aproveche.
Pan, verduras, pasta y carnes son los productos que más utilizan, aunque a veces incluso tiene en la carta caviar, trufas, quesos caros o salmón ahumado. Abren cinco días a la semana e incluso han empezado a operar como un catering para eventos en otros lugares. Con este modelo su coste en provisiones es cero y la gente que les ayuda a servir son voluntarios, así que adoptaron la filosofía del “Pay as you feel” con lo que cada cliente aporta lo que puede o cree que su comida merece al terminar el plato. La media por cliente son unas 3,5 libras.
En este pequeño rincón de Leeds comen estudiantes, jubilados, niños, amas de casa… gente de clase media y gente de clase algo más baja. Además, no niegan comida ni siquiera a quien no tenga nada de dinero que aportar. Si quieren comer, es suficiente con que ayuden en alguna labor al equipo de voluntarios.
Pero además de dar de comer a gente a buen precio, lo que Adam pretende es reducir a cero los residuos alimenticios. Su obsesión es concienciar a restaurantes, supermercados, comercios y familias de la cantidad de comida que tiran a la basura y que puede servir para alimentar a otros.
En Leeds de momento ya ha logrado que gran parte de los alimentos sobrantes que aún está en condiciones de consumirse acaben en las mesas de su local en vez de en el vertedero. Estima que han salvado hasta la fecha 1 tonelada de comida de convertirse en basura y cada semana reciben a unos 150 comensales en un café cuyo aforo no supera las 30 personas.