YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS

Valverde vive estos días lo que algunos llaman una «semana un poco surrealista», la semana de carnavales en Los Pinos. Unos días en los que el pueblo se queda totalmente vacío y la gente se traslada a sus casas en el campo para pasar unos días en buena compañía, comiendo, riendo, cantando….

Lo que postean de esta semana en Devalverde.es me trae buenos recuerdos y añoranzas. Ver Villa Priva restaurada y recordar paisajes que he recorrido muchas veces de pequeña gracias a mis padres. Podéis echar un vistazo por el álbum que nos dejan.

A mi madre le encantan estos días. Ya dijo que le gusta el carnaval campero de colchones en el suelo y de gente “amontoná”, de pestiños, tortas y empanadillas; de chorizos, costillas y lomitos en la candela; de guisos de frijones y caldereta de papas; de tostás con empella y pucheros de aguardiente; de visitas de amigos y de mucho masconeo”.

Yo añadí que echaba de menos los carnavales en familia de cuando era pequeña. Esa larga semana en la que nos amontonábamos con todos los primos sin hacer nada más que jugar, ensuciarnos y comer. Me acuerdo de carnavales entre las cabras del tío Alejandro, de persecuciones de perdigones, de tardes haciendo cabañas, de los “Anchonio, che quiero una jarcha”, de las mañanas en las que había que hacer turnos para tocar el violín, la flauta y el oboe en Puerto Blanco, de mi títo Joselito comiéndose medio choco asado cada vez que hacía un picadillo delante de la candela…

Otra vez me pierdo este año esa semana. Es lo que tiene trabajar fuera y no tener una semana en blanco. Pero el fin de semana me acercaré para estar con amigos y por lo menos no perderme algunas cosas.

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1 comentario

  1. Yo como nunca he vivido en Valverde no tengo los recuerdos de los carnavales del campo en familia. En cambio, mi fin de semana del carnaval del campo lo tengo asociado a los amigos, a los de siempre, a guitarras, candelas, mucho cante y algún que otro cubata. De vespinos parriba y pabajo, de paveos tontos con cualquier ocurrencia…

    Ya vamos parriba y todo es algo más calmado, pero sigue teniendo el encanto de los amigos, de vernos aunque sea el sabado y de echar esos ratos que nos gustan tanto y que tanto nos identifican.

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