SUFRIR COMO UN PERRO

Giovanni Nuvoli era italiano y tenía 53 años. Llevaba enfermo desde hacía 7 años y vivía postrado en una cama por su esclerosis lateral amiotrófica desde entonces.

El pasado mes de abril pidió morir de una manera digna. Quería que le dieran un sedante y desconectaran el respirador artificial que le mantenía con vida.

Le negaron ese derecho. Parece que todo estaba dispuesto para que un anestesista hiciera caso a su petición; pero la policía intervino. Como protesta, Nuvoli dejó de comer y beber. Ahora ha muerto después de una huelga de hambre y sed en su casa en Cerdeña.

Su mujer ha dicho que Giovanni «sufrió como un perro» antes de morir. El europarlamentario Marco Cappato también ha dicho que «ha muerto de una manera indigna por una decisión obligada del Estado italiano«.

Al menos, esta muerte ha servido para reabrir de nuevo el debate sobre la Eutanasia en Italia. Ahora vuelve el planteamiento de introducir lo que llaman «testamento biológico o vital», una especie de declaración personal de cómo cada uno quiere ser tratado en caso de sufrir enfermedades crónicas. Esperemos que se empiece a legalizar de una vez por todas el derecho a la muerte asistida.

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