He «descubierto» una nueva de esas joyitas que me gustan de la época de Franco. La verdad es que, ahora que me las puedo tomar a risa, me hace bastante gracia que ideas y libros como estos estuviesen en todas las casas durante gran parte del franquismo.
El Catecismo Patriótico fue libro de texto obligatorio en las escuelas españolas por una orden del Ministerio de Educación Nacional fechada en marzo de 1939, un mes antes del fin de la guerra civil. Obra de Fray Albino, se trataba de un pequeño volumen redactado con una clara intención de adoctrinamiento, destinada fundamentalmente a asentar las bases del régimen franquista valiéndose, sobre todo, de una íntima identificación entre religión y política.
Muchos lo entienden como una auténtica vacuna franquista contra ideas que encontraban extremistas. Declaraba como grandes enemigos de la patria al liberalismo, la democracia, el judaísmo, la masonería, el capitalismo, el marxismo y el separatismo.
Entre las ideas defendidas por estos religiosos y de obligado aprendizaje para los niños españoles aparecía que la Guerra Civil fue «una lucha contra el bolchevismo internacional y la antipatria»; define a España como «una, grande, libre, católica, imperial y madre de veinte naciones».
Además, Franco quedaba fijado en la memoria de estos niños como «el Caudillo, hombre providencial, puesto por Dios para levantar a España».»La tesis central de este catecismo era que un católico español debía sentirse al mismo tiempo patriota, lo cual significaba adhesión y sumisión a la persona de Franco como representante de Dios».
Al final, afortunadamente, este libro fue retirado de las escuelas. Pero no porque Franco entrase en razón (algo que no hizo en toda su vida), sino porque muchas de sus enseñanzas chocaron con el nuevo giro que el Papa imprimió a la doctrina católica para adaptarla a la nueva situación mundial producto de la victoria de las democracias sobre los estados autoritarios a los que el Vaticano había apoyado sin tapujos.