¿POR QUÉ LO LLAMAN REBAJAS CUANDO QUIEREN DECIR TORTURA?

El domingo pude librarme, pero ayer estaba predestinada a ir de compras para aprovechar eso de que estamos en rebajas. Tengo que reconocer -aunque muchos ya lo sabéis- que básicamente odio ir de compras, así que la tarde tampoco se presentaba nada prometedora.

Teniendo esto en cuenta, no fui por placer, fui por necesidad. Abro mi armario y descubro la necesidad de ropa de manera urgente. Y así sin más, me lanzo a las tiendas.Recorrimos varias tiendas y el resumen es que me compré una básica camiseta negra para salir (muy bonita, eso sí) a un módico precio y una camisola (preciosa, también) pero que no estaba de rebajas. En resumen, la tarde de rebajas fue desastrosa.

Afortunadamente, de años anteriores he aprendido que no merece la pena ir de rebajas a las típicas tiendas porque te ahorras un euro escaso pero a cambio tienes q pelearte para coger las cosas, rebuscar entre montañas de prendas imposibles, hacer cola en el probador y aburrirte para pagar. Lo único que sí merece la pena es ir de tiendas a los sitios caros. Por eso esta etapa la he dejado para la próxima tarde en la que me encuentre con fuerzas de afrontar el reto.

Lo único que me indigna es que o yo soy muy tonta y no se comprar, o la gente se compra auténticas porquerías. Porque mientras yo me paso por ahí toda la tarde y vuelvo con dos escasas camisetas y sin haber visto nada bonito, la gente lleva bolsas y bolsas repletas. ¿Qué es lo que se compran? Que alguien por favor me lo explique.

PD El que seguro que ya tiene elegida su prenda de rebajas es Moeh, de quien he cogido «prestada» esta foto…

¿A QUIÉN LE IMPORTA?

El sábado Madrid se convirtió en la capital europea del orgullo gay no sólo con una gran fiesta que se prolonga varios días, sino también con numerosas manifestaciones y reivindicaciones por la igualdad.

La manifestación principal que recorrió las avenidas principales de Madrid desde la Puerta de Alcalá hasta la Plaza de España lo hizo bajo el lema «¡Ahora Europa! La igualdad es posible».

De este modo, este colectivo recordaba una vez más que desde que se celebró la primera manifestación del Orgullo, hace treinta años en Barcelona, se ha logrado un «reconocimiento social y legal» que entonces parecía «casi imposible», pero «queda mucho por hacer» contra la discriminación y la homofobia.

Como dice Alaska ¿A quién le importa lo que yo haga?