Hace ya muchos meses que empecé a pensar en qué pasaría ahora con la financiación de la Iglesia en España. Creo que muchos saben cuáles son mis creencias religiosas, pero también cuál es mi opinión sobre la Iglesia como institución. Así que seguro que no sorprendió a nadie lo que entonces dije de que la campaña pidiendo la «X» para la Iglesia con lo que me pareció que era un acto de caradura declarada.
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Ahora vuelvo a pensar en el mismo tema después de haber visto una nueva campaña de publicidad de la Conferencia Episcopal Española pidiendo ayudas que a partir de ahora (dicen) van a ser necesarias para que ésta se sostenga.
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La publicidad que hacen es buena. Me ha hecho dudar de mi opinión. Es justo reconocerlo. Dicen que el objetivo es fomentar la mayor responsabilidad de los católicos y de las personas que aprecian la labor de la Iglesia en la sociedad para que a partir de ahora los apoyen (con dinero) más que nunca.
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Me parece un mensaje con mucha lógica. El Estado no tiene por qué financiar ninguna institución religiosa; por tanto, deben ser sus fieles quienes se encarguen de su mantenimiento.Pero ahora entra el dilema de qué Iglesia es la que la gente quiere y está dispuesta a mantener.
La de las labores sociales, la de apoyo a los discapacitados, la de ayuda a personas mayores,…. A mí esa me gusta. Pero también está la Iglesia de ideas pasadas, de pensamientos prehistóricos, de personas que predican pobreza y viven en la opulencia, de quienes presumen de amor al prójimo y solidaridad pero sólo con aquellos que comulgan con sus ideas…. A mí esa me repugna.
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El problema es que cuando se pone la «X», se pone para todo. Para lo que nos gusta y para lo que no. La mía desde luego no la van a tener. La parte social que desarrollan, también la encuentro en muchas otras asociaciones que necesitan más ayuda.
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Que la Iglesia no tenga mi apoyo, supongo que tampoco extrañará. Pero creo que se van a quedar sin la «X» de más de uno con el que contaban. Espero que antes de marcar, cada uno analice para qué está dando su dinero.
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Hace poco una amiga que vive en Alemania me contó algo que me hizo seguir pensando en este tema. Si no recuerdo mal, por haber dicho que era de religión católica, en su declaración tenía que pagar una importante suma de dinero en concepto de lo que viene siendo «uso y disfrute» de los servicios religiosos a su disposición. Al final, ha decidido no pagar esta suma (teniendo que pasar por dejar claro que como mínimo no es practicante) y ha decidido dejar esa labor para otros. ¿Qué pasaría si las cosas fueran así en España? Si la religión costase dinero ¿seguirían siendo tanto los que apoyan a la Iglesia tal y como está?
Espero que no acabe así en España, si no se van a llevar más de una sorpresa.
Estoy de acuerdo contigo, y me da a mi, que con tantos fieles que tiene nuestra religión, van a empezar a ser unos tantos menos..
Un saludo.
Hola, sou Juan espero que no te importe que leamos en Devalverde.es Radio tu artículo
Gracias
Por supuesto que no, cuando queráis. Para eso escribimos.
Besos.
Me parece un poco fuerte pero si fuera así, el que no «marque» que ni se case por la iglesia ni bautice a sus hijos, y si un amig@ o familiar se casa en la iglesia que tampoco entre no?
Me parece estupendo que la iglesia se financie con sus fieles. Así se vería realmente la cantidad de católicos practicantes que existen en nuestro país. Somos muchos los considerados cristianos que no ejercemos como tal y que fuímos llevados al catolicismos a tan temprana edad, días, que no eramos conscientes de ello.