Hace unas semanas quedé con mi amiga Clara Ávila en Lavapiés para tomar un café antes de ir al teatro. Como me conoce y sabe que soy una loca de los libros y los viajes, me sorprendió regalándome este libro en preparación para mis días por Tíbet. No tardé más de 2 días en leérmelo entero 🙂
«El tercer ojo» es una autobiografía parcial de la vida del lama budista Lobsang Rampa, un lama huido del Tíbet ante la invasión comunista que usaba seudónimo para firmar el libro por temor a las represalias.
El libro relata las peripecias de un niño de la clase alta elegido desde la tierna edad de siete años para convertirse en Lama-médico, su durísimo adiestramiento en el monasterio de Chakpori, sus encuentros con el Dalai Lama y sus viajes y expediciones por el Tibet con algún momento estelar como la aparición de un Yeti.
Me ha gustado cómo narra al principio la vida tradicional de la nobleza tibetana y la vida en Lhasa a principios del s.XX con el anterior Dalai Lama y antes de la primera ocupación China.
Habla de lamanismo, de meditación, de viajes astrales, de reencarnaciones, de cómo la vida va de recordar todo lo que ya sabes de tus vidas anteriores. Mezcla filosofía budista, ocultismo y astrología en una obra en la que a ratos no sabes si puedes creer o no lo que estás leyendo; un poco de realidad y un mucho de fantasía.
Muchos acusaron al autor de fraude y dijeron que Lobsang Rampa no era ni monje ni tibetano. En 1958 se supone que alguien descubrió que tras ese pseudónimo se ocultaba Cyril Henry Hoskin, el hijo de un fontanero de Devon, que nunca estuvo en el Tibet, ni supo una palabra de tibetano, ejerció de astrólogo a la manera de Rappel antes de hacerse famoso y murió en 1981 en Canadá, adonde había emigrado para pagar menos impuestos.
En cualquier caso y polémicas de todo tipo al margen, para mí ha sido un libro muy curioso de leer en el que he escuchado hablar por primera vez de temas que me eran absolutamente desconocidos.