Altos y bajos. Subidas y bajadas. Buenos y malos. Positivos y negativos. No todos los días son iguales. Hoy lo veo todo peor que ayer, es la mala noticia. La buena es que mañana lo veré mejor, mucho mejor. Lo mejor de todo es que casi nada es culpa mía directamente. Soy un sur al que le ha tocado un norte.
Chaikovsky según la OJA
Ayer por la noche tuve la ocasión de escuchar a Tchaikovsky interpretado por la Orquesta Joven de Andalucía bajo la batuta del alicantino Josep Vicens. Una vez más, la orquesta cantera de los que ya son grandes músicos me volvió a sorprender y me recordó aquellos tiempos en los que soñé con haber llegado a ser algo en el mundo de la música que terminó por quedarme grande.
Siempre que escucho música clásica en directo, hago la promesa de retomar el oboe, ese instrumento que me hizo tan feliz durante años pero que tengo abandonado desde hace demasiado tiempo. Creo que esta vez estoy más convencida que nunca y espero contar con la ayuda de esa que anoche andaba subida al escenario sacando sonidos preciosos de la madera.
Después de escuchar el concierto para piano y orquesta nº 1 en Do Mayor de Ludwig van Beethoven con Margarita Höhenrieder como solista, una pianista de ejecución técnica impecable pero que no logró encojerme ni una sola vez el estómago, llegaba lo que de verdad había ido a escuchar.
Llegó Piotr Ilich Tchaikovsky y su Sinfonía nº 6 en Si menor, ‘Patética’. La exquisitez y delicadeza de los violines hizo que me acordase sin parar de mi prima, ella sabe bien por qué. Los movimientos 2º y 4º estarán en mi cabeza durante unos días.