Joaquín Salvador Quino cumple ya los 75 años. Hijo de republicanos andaluces emigrados a Argentina en 1919, se ha dedicado desde siempre al humor gráfico y a mí personalmente me ha hecho reír más que nadie con las tiras de Mafalda.
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Recuerdo que cogía medio a escondidas los libritos de colores de la colección de mi madre cuando no era más que una renacuaja que acababa de aprender a leer. A mediodía en verano, cuando me obligaban a dormir la siesta (una excusa para que mis primos y yo dejáramos en paz a nuestros padres durante un ratito), aprovechaba para leer las tiras (siempre que conseguía subir un poco al rendija de la persiana sin que mi madre lo escuchara y viniese a darme algún tortazo en el culo por mal comportamiento….).
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Ahí empezó mi afición por Mafalda y todavía hoy continúa. Disfruto de sus ironías, de su humor negro, de sus borderías, de su personalidad de niña sabionda (a veces, incluso repelente), de sus críticas…. En resumen, del humor inteligente de Quino.
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Y me encantan algunas de sus míticas frases como la que da nombre a mi blog y otras como «¿por dónde hay que empujar a este país para que vaya adelante?»; «En este mundo cada quien tiene su gran o pequeña preocupación»; «Todos creemos en el país; lo que no se sabe es si a estas alturas el país cree en nosotros»; «Como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante»; «Más que planeta, éste es un conventillo espacial»…..
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Además, tenemos a sus ocurrentes compañeros de viñetas. La descarada Libertad, a quien revienta el egoísmo y la injusticia, el capitalista torpe de Manolito, la maruja sin aspiraciones de Susanita, el ingenuo Miguelito, el imaginativo y poco voluntarioso Felipe, el inocente Guille y hasta una tortuga llamada Burocracia.
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Como diría Mafalda «¡Qué quieren que les diga! Pero a mí esto me encanta».