UN CORAZÓN INVENCIBLE

Como me gusta hacer casi cada domingo, ayer por la tarde fui al cine. Esta vez elegimos «Un corazón invencible» con Angelina Jolie a la cabeza. En principio, no teníamos demasiada idea sobre la historia de la película, pero fue un acierto su elección.

Dirigida por Michael Winterbottom está basada en una historia real: la de Danny Pearl y su mujer Mariane. El guión surgió a partir del libro que Mariane escribió tras el asesinato de su marido en Pakistán, «A mighty heart, the brave life and death of my husband Danny Pearl«.

Danny y Mariane Pearl son periodistas, corresponsales de guerra desplazados a Pakistán después de los atentados del 11S. Daniel trabaja para el Wall Street Journal y desaparece cuando va a hacer una entrevista a un jeque supuestamente vinculado con Bin Laden y la yihad el 23 de enero de 2002 en la ciudad de Karachi.

A Danny lo acusan de ser agente secreto de la CIA y además se descubre que es de familia judía. La película narra la historia de su desaparición, los esfuerzos por encontrarle y su asesinato días más tarde.

Su mujer Mariane intentó con su libro homenajear a un hombre que nunca se rindió, ni siquiera cuando ya sabía que iba a ser decapitado. Un buen homenaje a todos los que mueren por contar la verdad a los demás e intentar comprender los cambios de mundo tras el 11S.

DÍAS DE OTOÑO Y CASTAÑAS

Creo que por fin está llegando el otoño, mi estación favorita del año. Ayer por la noche nos sorprendió en Sevilla una tormenta de esas que indican que el verano se acaba y que te hacen incluso tener miedo cuando ves el cielo iluminarse por completo con rayos que lo dejan todo blanco por segundos.

Era una tormenta seca, de ésas que hacen que cuando eres pequeño quieras meterte en la cama de tus padres como si ahí nada pudiera pasarte. Después de una media hora de increíbles rayos, comenzó a llover sin parar durante unas cuantas horas.

Esta mañana me he levantado contenta y he comprobado que el suelo estaba mojado. Por fin, llegaba una sensación que me encanta: olor a hierba y tierra mojada. Y eso que estaba en Sevilla; si me hubiera pillado en el campo, habría sido ya una mañana completa.

Me gusta esta estación por todo lo que supone, el fin de algo y el inicio de otra cosa nueva. Dejar el verano, las vacaciones, la playa… y empezar a pensar en nuevos proyectos, promesas, retos, ilusiones, cosas que mejorar…

Me encanta el otoño. ¿Por qué? Por las lluvias que todavía no llegan a ser molestas, por la agradable sensación de taparme en la cama por el frío, por usar las primeras ropas de abrigo, por los olores, por los colores que cambian, por las luces, …

Me gustan las tardes de domingo que se pasan en casa con un tiempo que invita a pensar, a reflexionar. Los momentos de melancolía, de ilusión por los nuevos proyectos, de ganas por cambiar lo que se necesita, de promesas…Me gustan las hojas desgastadas y medio caídas, los primeros charcos en el suelo, los domingos lluviosos y grises, las luces vagas, las brisas suaves, los verdes que se acaban, los marrones y ocres que surgen, las setas en el campo, las avellanas, las nueces, las bellotas….

Por todo esto, me encanta el otoño. Los últimos los he pasado en Madrid y han sido geniales, pero presiento que este año el otoño será mucho mejor. Hay algo que hacía siempre en otoño de pequeña y que me gustaría recuperar: comer dulce de membrillo de mi abuela Ana y coger castañas en Aracena.