PÚBLICO

Ayer decidí que esta mañana lo primero que haría sería gastar 50 céntimos antes de venir al trabajo. Pensaba comprar a primera hora mi primer ejemplar del nuevo diario «Público«. Pero no he podido. Me he pasado a las 09.00 por dos kioscos de prensa y en ninguno de los dos había llegado de momento.Esta tarde cuando volvía al trabajo lo he vuelto a intentar. Y ahora sí que lo he conseguido. Tengo una sensación rara. Por el lado más personal, me hacía ilusión vivir el nacimiento de un nuevo periódico; por otro lado, me queda la rabia de saber que está siendo un mal lanzamiento de un nuevo producto. Tengo la sensación de que mucha gente ni siquiera se ha enterado de su existencia.

Una de las bases de un lanzamiento de producto es la publicidad exterior. En Sevilla, la publicidad en marquesinas no empezó hasta ayer, fecha bastante justa teniendo en cuenta q el lanzamiento era hoy.

Rosa pudo estar ayer en la fiesta de inauguración con Enrique Meneses, que hará las delicias de muchos escribiendo sobre internacional.

¿Mis primeras impresiones? Creo que el periódico promete y espero que cumplan con su promesa de nuevos temas y nuevos enfoques. Dicen que está pensado para gente joven y su forma de ver las cosas. Me gustan los titulares, las secciones y la forma de redactar. Sin embargo, de momento no me convencen la maquetación ni el papel; no puedo evitar que me recuerde a la prensa gratuita.

MARIA MOLINER ¿vs RAE?

No consigo empezar a escribir de tal forma que no se me vea el plumero desde la primera frase. Así que dejo clara desde el principio mi preferencia por el diccionario de María Moliner y mi odio (ya venido a menos y mutando a indiferencia) por el diccionario de la Real Academia Española.

María Moliner fue una de las primeras grandes mujeres en la lengua española. Por desgracia, a esta bibliotecónoma la rechazaron en 1972 en la RAE. Hubiera sido la primera mujer académica y queda claro que esta vieja institución no podía permitir tal desliz en esos tiempos. Una de esas contradicciones de la vida: tras una brillante carrera, murió enferma de alzheimer después de haber olvidado casi todo lo que había enseñado.

Prefiero no hablar del diccionario de la RAE; más que anticuado, espeso cuando menos en sus definiciones, difícil, escaso, con sabor a otro tiempo. Frente a esto, el María Moliner da una nueva lección en la salida de su tercera edición.

Muestra sus ansias de progreso, de reflejar los cambios también en la lengua, de avanzar, de adaptarse a los nuevos tiempos. Entre las 12.000 nuevas palabras incorporadas, podemos encontrar algunas tan usuales como blog, chat, descargar, dominio, dirección vinculadas al mundo de las nuevas tecnologías; y también algunas voces culturales como burka o feng shui.

Así, se mantiene el espirítu de su fundadora, a la que muchos conocían como la «apasionada de las palabras» y cuyo propósito no es otro que enriquecer las tradicionales definiciones de la RAE con el lenguaje de la calle, la gente y los medios de comunicación.

Lo único que le queda al María Moliner es tener una edición on-line como la que tiene la RAE. Hay que reconocer que eso es un punto a su favor.