Debo estar resfriada. Estos días debería olerme Sevilla a feria y no percibo nada. Debería olerme a azahar y farolillos. Debería saberme a jamón, gambas, queso y rebujito. Debería sonarme a Sevillanas y rumbas. Debería pedirme el cuerpo tirar para los Remedios. Debería estar quejándome del calor que hace.
Sin embargo, me huele todo a tierra mojada y con este tiempo el cuerpo lo único que me pide es quedarme en casa y tomarme un caldito caliente. Y eso no me gusta.
Hay que agradecer la lluvia, que este año parecía más necesaria que nunca. Pero que nunca llueva en esta ciudad y que llevemos ya 3 días que parece que estamos viviendo en Londres tiene narices. Esto tiene pinta de diluvio universal. Desde el lunes el tiempo no nos ha dado tregua y no se ha dejado de escuchar el agua cayendo en el suelo ni media hora seguida. Y es verdad eso que dicen de que cuando llueve en Sevilla, llueve de verdad.
Mis planes eran salir jueves y viernes, por eso de que los demás días tengo la mala costumbre de trabajar como los pobres. No se si mañana el tiempo arruinará la salida, pero espero que el viernes haga un día espléndido. Eso sí, estoy temiéndole al asunto…. porque vamos a coger el día con tantas ganas que habrá que ver cómo acabamos…
Fotografía: El Correo de Andalucía