Tranquilos. No es que me vaya a poner a insultar a nadie. Jango Edwars es un payaso, de los auténticos. Nunca había ido al teatro a ver a un payaso. Creo que la última vez que ví a uno debió ser en algún circo y hace bastantes años.
Nos animó Juan que sabe que me encanta el teatro (¡gracias!) para que lo acompañásemos a verlo y acertamos. Jango actuaba en la Sala Cero (abarrotada, por cierto, para verle) dentro de la programación del Fest que ya está terminando en Sevilla.
Edwars es conocido en el mundo clown como «El Rey de los locos«. Es un payaso provocador y algo escatológico. Pero sobre todo divertido… muy divertido. Ha dedicado toda su vida al mundo de la comedia y tiene un impresionante currículum. Ha hecho historia al esbozar nuevas tendencias dentro del arte de la risa.
Además, Jango lidera el movimiento de los ‘Nuevos Clowns’ y lleva provocando emociones desde hace más de 37 años. Se le considera una leyenda, pero sigue dando tanta o más guerra que cuando comenzó. Dice que “En este momento los clowns son importantes, porque alivian el dolor de la gente y la divierten” y piensa que el teatro existe para aliviar la tristeza de la gente.
De todos los números que nos presentó ayer, sólo puedo destacar una cosa: lo que me reí. Mucho, mucho, pero mucho. Yo y todos los de la sala. No se si sería capaz de explicar con palabras qué es lo que más me gustó. Ver a Jango con ese traje de licra ajustado, los pezones marcados, peluca llena de flores… y entonando el «¿qué será, será…?» es indescriptible. Una chica ataviada con bata estilo rociero, flor en la cabeza y encajada entre las patas de una tabla de planchar de la que consiguió salir mientras daba unos zapatazos a ritmo de flamenco… también es indescriptible. Todavía me pregunto cómo pudo pasar todo su cuerpo por entre las patas de la tabla… Y más, muchísimo más.
El fin de fiesta impredecible. Jango cantando a coro con el público una canción titulada «Chúpame mi polla esta noche» (transgresor hasta el final) y dando una lección antes de irse.
Dijo que no le importaba si nos había gustado el espectáculo o no. Lo único que sabía era que todos lo recordaríamos, por una cosa o por otra. Cierto. Dijo también que lo más importante para un payaso era habernos hecho sonreir. Jango cree que la sonrisa debe ser el arma contra las guerras, la tristeza y las injusticias.
Nos pidió una cosa. «Por la mañana, cuando os levantéis, poneros delante del espejo y sonreid durante un minuto lo más fuerte que podáis. Cuando pase ese tiempo, os sentiréis mejor y notaréis cómo sonreir tanto duele».
Se fueron pidiendo que sonriéramos siempre y cantando con el público «All you need is love». Al salir, estaban esperando en la puerta para despedirse de todo el público. Sin duda, Jango sorprende.