Películas que ver antes de viajar a Berlín (VII): El espía que surgió del frío

Un aspecto interesante de Berlín en la época de la Guerra Fría fueron los espías. Hemos visto muchas películas de esta temática donde inteligentes y hábiles agentes secretos del bando aliado conseguían robar secretos de vital importancia del enemigo comunista.

Esta figura fue popularizada llevándola al extremo por las primeras películas de Bond, creando a un espía invencible que ganaba todas las batallas. «El espía que surgió del frío» propone una visión mucho más realista del mundo del espionaje. Martin Ritt adaptó en 1965 la novela con el mismo nombre de John Le Carré y nos enseña el lado más amargo de la vida de los agentes secretos. Una visión del mundo del espionaje bastante desencantada, desde la perspectiva del lado humano del personaje, excluyendo cualquier elemento fantasioso o aventurero que uno de estos relatos demandan.

El espia que surgio del frio

Sinopsis:

A pesar de que sus últimas misiones son bastante irrelevantes, el agente secreto británico Alec Leamas no desea abandonar la clandestinidad para ocupar un despacho oficial. Su nueva misión en la Alemania Oriental parece más interesante: consiste en hacerse pasar por un desertor y para que su deserción resulte verosímil se las ingenia para desacreditarse y desacreditar a sus jefes hasta conseguir que lo expulsen de la agencia de inteligencia británica. De este modo no le resulta díficil entrar en los círculos de espionaje comunistas. Sin embargo, el agente acaba descubriendo que su misión es una simple tapadera y él un instrumento al servicio de un complot secreto.

Creo que es una película necesaria para conocer la época del espionaje, pero tengo que ser sincera y reconocer que me aburrió. La trama se me hizo excesivamente complicada sin motivo, enrevesada y al final sencillamente lenta y aburrida. Pero creo que es necesario verla. Hacedlo y después lo comentamos 🙂

Películas que ver antes de viajar a Berlín (VI): Good Bye Lenin

Quizás es junto a El Hundimiento una de las más clásicas en las que todo el mundo piensa cuando nombran Berlín. Ya la había visto hace unos años, pero decidí volver a hacerlo antes de viajar. Como me pasó la otra vez, me encantó desde el principio hasta el final.

Alexander Kerner vive con su familia en el Berlín Este. Su madre Christiane es una mujer muy orgullosa de vivir en la RDA, presume de sus ideas socialistas y es miembro del Partido Socialista Unificado. Tras la huida de su marido a la Alemania Occidental, se entrega a la política y al cuidado de sus hijos.

En Octubre de 1989, mientras el Muro de Berlín cae, Christiane cae en coma y permanece aislada del mundo durante 8 meses. En ese tiempo, todo lo que conoce cambia radicalmente. El muro cae, el barrio donde vive se occidentaliza y todo en lo que creía se desmorona con la llegada del capitalismo. Cuando despierta del coma, los médicos advierten a sus hijos que la alejen de disgustos para evitar una posible recaída.

Es ahí cuando sus hijos, con su madre recuperándose en casa, deciden fingir su vida anterior, ocultar el derribo del muro, el fin de la RDA y la reunificación alemana. Para ello fabrican una realidad paralela con ayuda de amigos, montan todo un escenario dentro de la casa y construyen una falsa vida para Christiane que nos enseña a los espectadores la vida en la antigua alemania del este  y los cambios con la reunificación.