Ser buen músico es difícil. Requiere ensayos, técnica, gusto en la interpretación…, pero admiro especialmente a los músicos que saben improvisar y dejarte con la boca abierta. Reconozco que no escucho Jazz tanto como debería -probablemente por la falta de conocimiento que no termino de suplir con la eterna promesa de un amigo de ponerme al día- y que es un tipo de música que sólo se escuchar en pequeñas dosis, pero es el mejor estilo para descubrir a un buen improvisador.
Hace algunos años que fui a un concierto de Chucho Valdés con una amiga en Madrid. Me había hablado de él, pero confieso que nunca lo había escuchado. Me fascinó. Recuerdo que al día siguiente me puse a buscar su música. Si tuviera que elegir alguno de sus trabajos, creo que me quedaría con Solo Piano o Fantasía Cubana. Es fácil que se imaginen por qué.
Hijo de otro gran pianista, Bebo Valdés, se ha hecho un buen hueco entre los intérpretes de jazz y reconoce que al improvisar, hay que jugársela. Supongo que lo dice llenándose la boca porque sabe que es su punto fuerte.