Se acabaron las vacaciones. Hasta que me quiten la jornada intensiva, me resigno a pensar que se ha terminado el verano. De todos modos, el fin de la estación no se me hace tan insoportable gracias a que llegan esos días de otoño que tanto me gustan.
Lo importante es que ya estamos de vuelta. Las vacaciones no han estado mal (aunque siempre podrían haber estado mejor). He aprovechado para estar con mi gente, descansar, relajarme, leer, dar un poquito de color a mi blanca piel y también para pegarme algún que otro homenaje al cuerpo. He echado de menos algún viajito (pero tengo días en la recámara para hacerlo) y algunos ratos más con mis amigos.
Conseguí cumplir la promesa de desconectar de internet. Confieso que lo necesitaba. Nada de blog ni otras herramientas; sólo un poco de correo electrónico y en su justa dosis.
Ahora vuelvo con ganas, ideas rondando mi cabeza y fuerza para afrontar alguna cosilla. Lo más urgente es quitar esos kilitos de más ganados a base de tapas y copas – espero que el gimnasio y los paseitos al trabajo en Sevici vuelvan a dar resultado -.
Intentaré cumplir propósitos y espero poder llegar a algunos de los objetivos. Pero sobre todo seguiré estando por aquí dando algo de guerra y compartiendo ideas con todos los que andamos por este mundo.
Vuelvo con una adquisición veraniega. Un esperado juguetito que me llegó ayer y con el que estoy contentísima. Le tenía echado el ojo a una que le ví a Rosa y ahora le he pedido consejo para tener la mía. A partir de ahora, prepárense para mostrarme sus mejores caras.