«Diario de una ninfómana»: Estúpida censura

El viernes se estrena en los cines la película española «Diario de una ninfómana». La productora se ha quedado a cuadros cuando ha visto paralizadas algunas de sus acciones promocionales previas al estreno en Madrid.

Resulta que en España estamos volviendo a tiempos de Franco en algunos aspectos. La empresa Publisistemas, que comercializa las marquesinas y autobuses de la capital, no exhibirá los carteles de la película. Al parecer, en los tiempos que corren, promocionar una cinta con un cartel donde aparece una chica con unas finas braguitas es obsceno.

Esta censura se intenta justificar con que se trata de una publicidad de dudosa legalidad y gratuitamente provocativa. Como los tontos nunca caminan solos, a la anterior empresa ya se ha unido la Cope, quien tampoco sacará publicidad. Tampoco se de qué me extraño porque ya han hecho cosas parecidas con anterioridad.

Pensando un poco se me ocurre acordarme, por ejemplo, de los carteles de la película «American Beauty» o, llegando a algo más absurdo aún, «Algo pasa con Mary«. Se hizo publicidad y ¿de verdad alguien se escandalizó por ello? Ah no hombre… pero calla…. ¡que ésas eran películas americanas de grandes productoras a las que hay que lamer el culo! Sonia Blanco nos deja otros ejemplos todavía más explícitos de campañas que tampoco se censuraron.

Creo que un buen director y unos veteranos actores que presentan un nuevo trabajo no se merecen tal boicot. De todos modos, mirando el lado positivo, están ganando publicidad gratuita que no buscaban y ¡qué quieren que les diga! … sólo por darle a alguno en la cabeza pienso verla en el cine.

Actualización 16 octubre 12:40. A propósito de los comentarios que leo en el blog de Sonia, recuerdo otras películas con cuyos carteles no hubo problemas a la hora de hacer publicidad: «La mirada del otro» o «Eyes Wide Shut«.

Los girasoles ciegos

Ayer me apetecía ir al cine y elegimos ver la película que vamos a llevar a los Óscars. Últimamente parece que no acierto con el cine porque debo decir que no me gustó. Consiguió aburrirme y desear que se acabase para salir de la sala, desde el principio hasta el final. Como dicen en algún blog, se hace interminable, terrible, lenta y tediosa.

Coincido con que el director no ha querido ofrecer nada, aparte de un curioso papel de Maribel Verdú y una buena caracterización de lo que fueron los primeros años de la posguerra y el inicio de la dictadura de Franco. Pero sólo con eso, se queda muy corta.

De todos modos, creo que la historia tampoco daba para mucho más, así que mejor hubiera sido habernos quedado sólo con el libro de Alberto Menéndez.

Aún así, me han gustado dos cosas: la dedicatoria a Rafael Azcona (fue su último trabajo como guionista) y el título. Algo es algo. Eso sí, me pregunto si se va a entender en Estados Unidos cuando la vean.