Hace poco mi prima Marga se casó con Chemita. Me gustó que en el viaje de novios se acordasen de nosotros y nos trajesen un souvenir típico de cualquier buen guiri.
Creo que de pequeños todos hemos tenido un bolígrafo de estos. Tus abuelos iban a Fátima (por poner un ejemplo) y a la vuelta traían bolígrafos para todos. Color azul o negro, diseño bastante cutre y la mitad superior rellena de un extraño líquido transparente en el que flotaban algunas figuritas que se movían de arriba hacia abajo al antojo de tus manos.
Pues a mis 26 tacos tengo un señor bolígrafo con soldados flotantes traído nada más y nada menos que desde Mónaco. Lo mejor de todo es imaginarme a la pareja de recién casados buscando el detallito por todas las calles del principado…