Pelos de loca

La gente que me conoce sabe que a menudo es frecuente verme con lo que yo llamo «pelos de loca». Los rizos no casan demasiado bien con la humedad y, en ocasiones, mezclar ambas cosas suele dar fatales resultados.

Afortunadamente es algo que he conseguido interiorizar. Y el día que me levanto con pelos malos, me resigno y santas pascuas. Tampoco es algo nuevo porque me viene de lejos. Genética, vamos.

Fui una pequeñaja de esas con tirabuzones y pelo rubísimo. Por desgracia, de eso ya queda poco. La madre naturaleza sólo me ha dejado un pelo rizado por norma general y el rubio ha dejado paso a un castaño tímido.

Aunque a veces odie tener el pelo así, hay algo que me gusta. Son mis fotos de pequeña con la melena a lo loco. Salir a jugar, correr y divertirme era sinónimo de volver como si acabase de salir de un manicomio.

Pelos de loca