Al parecer, Federico Jiménez Losantos dejará de impartir su sabia doctrina en «La Mañana» de la Cope. He escuchado que quieren colocarlo en «La linterna» con César Vidal, pero Losantos dice que se va de la cadena. Algunos incondicionales de sus gritos-despertador como Toño han empezado a hacer campaña para que eso no ocurra.
La lista de Schindler
Acabo de terminar de ver esta película por primera vez en mi vida y tengo un asfixiante nudo en el estómago. Ni siquiera he sido capaz de llorar. Ahora mismo mi mente trabaja a mil por hora intentando comprender lo que se que es absolutamente incomprensible y mis sentimientos andan divididos en trozos.
Por un lado, sólo acierto a sentir una profunda tristeza, pena y horror. Por otro, siento infinito odio, asco, repulsión, repugnancia, ganas de vomitar. Sin embargo, en el fondo todo esto se alivia con una gratificante alegría. Acabo de ver lo mejor y lo peor del ser humano. Los que hayan visto la historia, se imaginarán de qué hablo; para los demás, hablaré sólo lo justo para no estropearla.
El régimen nazi de Hitler llevó a cabo el mayor genocidio de la historia. Durante los años de su gobierno fueron asesinados casi 6 millones de judíos. La lista de Schindler nos acerca a la realidad de sólo 1.100 de ellos.
Nos cuenta la historia real de Oskar Shindler y comienza en una Cracovia (Polonia) bajo un desarrollado régimen nazi. Schindler comienza siendo un empresario alemán dispuesto a beneficiarse de la guerra utilizando mano de obra judía para abrir una fábrica de esmaltados de uso militar.
Poco a poco entra en contacto con la realidad que vive la población judía y termina luchando por la vida de algunos de ellos intentando sacarlos de su campo de concentración. Es un perfecto, cruel y duro retrato de los campos de exterminio.
Me pregunto cómo el ser humano puede llegar a albergar tanta sin razón, cómo fue posible que unos cuantos cometieran las barbaridades que cometieron siendo capaces de conciliar el sueño por las noches y, aún más, creyendo firmemente en que hacían lo correcto. Me pregunto cómo alguien puede tratar a seres humanos como si fueran poco más que cucarachas, ratas o piojos y no darse cuenta del sin sentido de lo que hace.
Pero al final me queda un poco de esperanza. Porque, entre tanto sin sentido, encuentro a un personaje que fue capaz de apartar el odio y la sin razón para traer un poco de justicia a un significante número de gente. Como dice el final de la película «Quien salva una vida, salva al mundo entero«.