Con frecuencia rebuscamos demasiado para pasar un buen día, sin darnos cuenta de que a veces lo agradable se esconde en las cosas más sencillas. El sábado tuve un día fabuloso. Nos fuimos a una playa donde no tuvimos a nadie cerca, cosa rara en Huelva en pleno verano. Día de amigos, comida, lectura bajo la sombrilla y tranquilidad.
Tuve dos ratos de esos en los que te embobas con cualquier tontería. Sólo mirar las olas o las dunas puede ser enormemente gratificante.