Salimos de Torrelavega por Vargas en dirección a Castañeda por la N-634. Nuestra primera parada será PUENTE VIESGO, una pequeña localidad que nos enseña lo que será una constante a lo largo de todo el día: pequeñas localidades ubicadas en preciosos enclaves naturales de extraordinaria y verde belleza.
Es reseñable su iglesia, la arquitectura civil y el agradable paseo que ofrece caminando junto al río Pas que atraviesa el centro del pueblo. Es un sitio algo más turístico que lo visto hasta ahora, al tener un balneario y un hotel donde se aloja bastante gente; pero a cambio se pueden encontrar bastantes bares y rincones en los que tomar algo.
Destacan las cuevas del yacimiento prehistórico de MONTE CASTILLO que coronan la montaña que se alza alrededor del pueblo. Este monte esconde en su interior un laberinto de 5 cuevas de 15.000 años de antigüedad: El Castillo, Las Monedas, La Pasiega, Las Chimeneas y La Flecha, aunque sólo las 2 primeras son visitables (aconsejable concertar cita en días previos).
La localización en un lugar estratégico desde el que se podía controlar el paso de las manadas que servían de sustento a los grupos humanos lo convierten en un fabuloso asentamiento y refugio, de forma más o menos continuada, de grupos que dejaron importantes vestigios.
Visitamos la Cueva Las Monedas, primero conocida como Cueva de los Osos por los restos encontrados de esqueletos de osos de las cavernas en su nave principal. Posteriormente, se cambiaría su nombre al hallarse en el interior de una fosa un lote de monedas acuñadas en tiempos de los Reyes Católicos perdidas probablemente por algún visitante en el s. XVI. La cueva esconde un auténtico espectáculo geológico. Columnas, coladas, estalagmitas y estalactitas llenan las distintas salas y niveles de la caverna donde los minerales colorean el blanco de la calcita dando lugar a deliciosas formaciones multicolores. Al final del recorrido vemos en una pequeña sala pinturas paelolíticas con 12.000 años de antigüedad, algo que nos invita a reflexionar sobre el progreso y la vida humana. Representan caballos, cabras, osos, bisontes e incluso renos; figuras todas que reflejan el medo frío que dominaba en el cantábrico a finales del paleolítico.
Desde aquí, tomamos dirección ONTANEDA, donde es agradable el paso por preciosas casas blasonadas. Desde ENTRAMBASMESTAS tomamos la CA-263 y nos adentramos en el VALLE DEL PAS. Ésta es una pequeña y preciosa carretera de montaña para disfrutar viajando despacio. Frondosa y verde vegetación alrededor; a la derecha remontamos el RÍO PAS que vemos en algunos tramos y adivinamos por el verdor en otros; un camino salpicado por las magníficas casonas de montaña que combinan robustas maderas y piedras junto a alguna que otra vieja ermita perdida en algún camino.
Después de disfrutar la carretera, llegamos a VEGA DE PAS, corazón del valle y reconocida capital cántabra del sobao pasiego y la quesada. Casas tradicionales con balconadas, preciosas vistas de la alta montaña, plaza central y calles empedradas. Un entorno espectacular y un pintoresco ambiente con sabor antiguo.
Nos ponemos camino a SELAYA por la CA-262, otra magnífica carretera de montaña para deleitar a los sentidos. Pasamos el Puerto de La Braguía, con miradores que ofrecen geniales vistas panorámicas al valle completo y sorteamos más casonas y gracioso prados en alto y laderas por donde pastan tranquilamente las vacas y ovejas.
Llegamos a SELAYA, donde el río PISUEÑA hace el valle pero donde ni siquiera se antoja parar el coche. Es una localidad demasiado urbana para la zona y con exceso de coches y gente.
Vamos directamente a VILLACARRIEDO a ver el precioso Palacio de Soñanes, hoy convertido en hotel, y la magnífica calle central con casas de balcones repletos de macetas que colorean el ambiente con geranios y orquídeas.
Después de eso, ponemos rumbo a LIÉRGANES por la CA-260, quizás la carretera más bonita del día. El paso y el paisaje por el Puerto de Las Alisas es precioso. A pesar de las curvas y alguna nube que se empeña en fastdiarme la vista, merece la pena ir parándose a ver las perdidas y escondidas casonas pasiegas.
Finalmente llegamos a LIÉRGANES, la primera villa más señorial y monumental de lo visto hasta ahora. Después de un ratito de suplicio para aparcar, logramos bajar del coche y paseamos por las calles del centro llenas de casonas y algún que otro antiguo palacete noble. Una localidad perfectamente conservada cuyas calles y rincones conservan todo el sabor de lo antiguo. Son típicas las casonas con largas balconadas adornadas con flores y escudos familiares.
Es agradable el paseo hasta el puento para ver el paso del río MIERA y conocer la leyenda del hombre pez, sobre el que cuentan que se cayó al río y fue arrastrado por sus aguas hasta Cádiz. Es tradicional pasear por el mercadillo medieval y degustar un típico chocolate con churros. Nosotras llegamos tarde y nos lo perdimos.
Aquí ponemos punto y final a un día marcado por los paisajes repletos de verdes prados, elevadas montañas y ambiente típicamente rural donde os pueblos se diseminan en incontables casonas y cabañas.
En resumen, una ruta para vivir la cultura pasiega cántabra y para disfrutar de la tradición, que conserva la zona de su forma de vida tradicional por el aislamiento, dispuestos a pasar más de un rato mirando por la ventanilla del coche.
¡Me encanta la foto del hombre pez!