Viaje a Suiza (I): Ginebra

Nuestra visita a Suiza empezó en Ginebra. Espero que a nadie le importe si digo que esto ha sido lo que menos me ha gustado de todo el viaje, quizás por ser lo menos impresionante. El viaje ha salido perfecto porque todo ha ido in crescendo y cada día lo que veíamos superaba lo del día anterior.

Llegamos al aeropuerto, después de madrugar en Madrid, sobre las 11 de la mañana. Pasamos a recoger nuestro coche (alquilado) y nos fuimos de inmediato a conocer la ciudad.

Ginebra es una ciudad pequeña, lo que permite verla bien en unas cuantas horas y además hace posible que puedas hacer todo el recorrido a pie disfrutando de cada una de sus calles.

Empezamos por las calles que rodean la catedral de Saint Peter, subiendo desde el puente del Mont Blanc que pasa por encima del lago Leman. De esta catedral lo que más merece la pena es la pequeña capilla que se encuentra a la derecha, de la que sorprenden las vidrieras y el llamativo e inesperado colorido de las paredes.

Después paseamos un poco por las calles de la parte vieja de la ciudad y pasamos por el museo de la reforma. Hicimos una obligada parada para comer y reponer algo de fuerzas.

La siguiente visita era la zona de la Universidad y el Parque de los Bastiones, donde se puede encontrar el Muro de la Reforma. Es un paseo agradable si hace buen día como nos pasó a nosotros, pero la verdad es que este sitio no tiene demasiado que ver. Lo único curioso son los ajedreces gigantes donde puedes encontrar a muchas personas jugando diferentes partidas y a otras tantas examinando cada uno de sus movimientos.

Caminando unos metros nos encontramos con la Place Neuve, uno de los mejores lugares de la ciudad. En la plaza sorprenden dos deliciosos edificios: el conservatorio de música y el Gran Teatro. Justo al lado, el Rath Museum queda un poco empequeñecido.

Desde ahí subimos la empinada cuesta hasta el Hotel de la Villa y a continuación la Plaza de Bourg de Four, el centro de la ciudad vieja y una magnífica muestra de la arquitectura tradicional genovesa. Es una delicia pasear por ahí viendo terrazas, cafeterías y pintorescos edificios.

Bajamos por el Palais de Justice hasta el Jardin de Anglais, de nuevo junto al lago. Ahí nos hicimos la foto de rigor junto al reloj de flores y caminamos hasta el Jet d´eau, símbolo de la ciudad. Salvo por un par de cisnes y las fabulosas vistas al lago y el otro lado de la ciudad, no había mucho que ver interesante. Un enorme chorro de agua tampoco es que sea un atracción apasionante.

Pasamos de nuevo el puente y nos acercamos a ver el monumento de Brunsckwick, por curiosidad y por cubrir el expediente más que por otra cosa. Por último, un paseo por la Rue du Rhone y a buscar nuestro coche. Pusimos rumbo a Lausanne y de ahí a Yverdon donde teníamos que recoger a mi hermano.

Cuando llegamos, sus amigos nos tenían preparada una raclette, así que no tardamos en degustar uno de los platos típicos suizos. Después de eso, no dimos para mucho más que dormir. Al día siguiente se presentaba otra jornada completita.

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6 comentarios

  1. Hay que par de ellas¡¡¡ Si antes os dimos envidia con las fotos parisinas, ahora sois ustedes las que nos poneis los dientes largos, la verdad es que suiza tiene que ser chulisimo.

    Supongo que la vista que más le gustó al Coca Colo sería Ginebra.

    Besos.

  2. Pues la verdad es que el viaje no nos ha parecido caro y eso que íbamos acojonadillos por el dinero. Eso sí, hemos desayunado y cenado en casa y comido de bocadillos, burguer o similar.

    Lo único que es bastante más caro que aquí es el transporte público (mucho más rentable alquilar un coche porque la gasolina es como aquí) y comer de restaurantes.

  3. En Suiza sólo estuve haciendo escala en Zurich cuando iba para Nueva York. Es uno de mis destinos pendientes, así que seguiré con atención esta serie tuya. Ya veo tu cara de felicidad en las fotos, jejeje. No sé si es porque estás de vacaciones, porque estás en Ginebra… ¡¡¡o porque conducías un MINI! jajaja…. Me encantan esos coches.

    Besos!

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