Esta mañana me ha mandado Nata un mail con un monólogo de Pablo Motos sobre el amor. No suelo leer los correos que se mandan en cadena, pero siendo de Pablo Motos no me lo he pensado antes de abrirlo.
Lo conocí cuando me despertaba por la mañana en M80 con «No somos nadie» y ahora intento verlo siempre que puedo en Cuatro con «El Hormiguero«. Me confieso seguidora del programa como Rosa.He decidido colgarlo aquí para que los que todavía no lo han leido, lo disfruten. He dado un paseito por la red y no soy la única que lo he hecho. También se animaron Satine y El vuelo de las tortugas.
PABLO MOTOS «¿POR QUÉ CREEN QUE NO NOS LO CURRAMOS COMO AL PRINCIPIO?
Llega el día de los enamorados. Es una celebración que nunca he entendido. La verdad es que los tíos lo festejamos para que ellas no piensen que ya no hay pasión, porque siempre llega un momento en la relación en la que ella te echa en cara que ya no te lo curras como antes. Y es verdad que nos relajamos, pero ellas también, ¡que al principio llevan las piernas depiladas como un huevo duro y cuando cogen confianza las llevan que se puede rallar parmesano!
Puede ser que los tíos nos acomodemos un poco. Por ejemplo, a la hora de seducir, al principio, nos lo curramos mogollón: preparas una cena con velas, limpias el coche… te pones romántico para que ella no piense que lo único que quieres es mojar. Pero, después de un tiempo en pareja, como ya no hay que disimular, ni pones velas, ni limpias el coche… arrimas cebolleta y si cuela, cuela. ¡Pues a ellas no les parece bien! Quieren velas. Te dan ganas de decir: «¿Y no te vale con mi cirio pascual?». Bien pensado, y dejando a un lado las apariencias, seguimos queriendo lo mismo que al principio: mojar.
Mi novia dice que ya no soy el de antes porque después de hacer el amor ya no me quedo un rato con ella en la cama y que, al principio, estábamos horas abrazados. Claro, porque antes teníamos una cama de noventa, pero ahora…¡¿para qué nos hemos comprado un colchón de Lo Monaco de dos metros, que cabe hasta Constantino Romero cuando era gordo?! Pues ella pretende que estemos horas abrazados. Y yo le digo: «¿Abrazados? ¿Haciendo qué?». Y ella: «No sé, nada»… ¿Nada? Pues a mí, una persona tumbada con los ojos abiertos y sin hacer nada me parece Drácula. Más que abrazarle me dan ganas de clavarle una estaca.
Para ella, también es señal de que no hay pasión el hecho de que no la llames 10 veces al día: «Ya no me llamas nunca». «Claro, es que vivimos juntos». «¿Y eso que tiene que ver?». ¿Qué quiere, que vayamos por casa con walkie talkies?
Pero ellas también se acomodan: al principio, se ponen ropa interior súper sexy. Con el tiempo, no sólo se acaba la ropa sexy, sino también el combinarla, y te aparecen con un sujetador negro y unas bragas de color carne con la goma floja. No entiendo cómo se ha hecho una ley que prohibe fumar en los bares y no se prohíben las bragas color carne. Un día se lo dije a mi novia, y va y me suelta: «¡¿Para qué me voy a poner sexy si me arrancas el pantalón y te llevas las bragas detrás como si le quitaras la piel a un fuet?!». Sin embargo, cuando va al médico, estrena bragas. ¿Es que le importa más el médico que yo? ¿Quién está perdiendo la pasión?
El problema es que entendemos de forma diferente el amor: para nosotros, amor es que ella te deje jugar a la PlayStation siempre que quieras. ¡Eso sí que es una señal de amor! Para ellas, amor es que prefieras estar con ella de compras que jugando a la Play. ¿Acaso tú le pides que se quede toda la tarde contigo jugando? No, porque tu amor es menos egoísta. ¿Qué señal de amor más grande puede haber que dejarla disfrutar de sus compras mientras tú juegas tan a gustito a la Play?
Para una mujer, una señal de amor es que le mires un flemón; y tú no se lo quieres mirar porque te da asco. A ella no le da asco, es más, le gusta mirarte el flemón. Incluso puede que quiera al flemón más que a ti. Hablemos claro: para nosotros, de verdad, una señal de amor, es poder decir que vas al baño a «hacer caca», sin rodeos. Si puedes decir eso delante de tu chica es que hay amor verdadero. Y si entra después de ti y no hace comentarios, ese amor es para toda la vida.
Para ellas, una señal de amor es que sepamos la talla de ropa que usan. ¡Pero si no me sé ni la mía! Después de todo lo dicho, creo que queda claro que nosotros no hemos perdido la pasión. Ni ellas tampoco. Sólo la hemos cambiado de sitio.
Jajajajajajajaja, me has alegrado la mañana en la biblioteca xd.
y que lo digas….. que gueno¡¡