Se que trabajando en publicidad no debería decir lo que a continuación voy a decir. Desde el punto de vista publicitario, es una buena estrategia de marca conseguir poner tu nombre a algún gran evento o, como es el caso, a un conocido teatro en la Gran Vía de Madrid. Supone un aporte cualitativo de notoriedad y recuerdo.
He trabajado para la cuenta de medios de BBVA y se consideró un gran triunfo conseguir que la liga de segunda división de fútbol pasase a denominarse «Liga Adelante». Para el próximo año si no me equivoco han conseguido bautizar la primera división como «Liga BBVA». Repito, buena estrategia pero…. a mí, qué quieren que les diga, no me gusta.
En los últimos años se han empezado a esponsorizar todos los teatros de Gran Vía. El Rialto pasó a llamarse Teatro Movistar y el antiguo Calderón es ahora el Teatro Haagen Dazs.
Ahora se une una nueva de las grandes salas. La firma internacional Compac Marmol&Quartz ha alcanzado un acuerdo con el teatro Gran Vía de Madrid para crear el Teatro Compac Gran Vía.
Como digo, no me gusta y por supuesto, no me sale decirle a alguien Oye, que voy a ver el musical «Hoy no me puedo levantar» en el teatro Movistar ¿te vienes?
Creo que todo esto viene de la cada vez menor asistencia de la gente a los teatros. ¡Con lo que disfruto yo con una buena obra!
Esa es una tendencia que comenzó hace años en los estadios de fútbol extranjeros, hace poco llegó a los españoles: el Ono estadi de Mallorca, el Reyno de Navarra de Pamplona… Ahora llega a los teatros. Como tú dices, todo es debido a las penurias económicas, unas penurias que la publicidad calma, aunque no nos guste al resto de los mortales.
Pero siempre tenemos la ventaja de poder llamar a esos sitios como nosotros queramos, a mi le pueden poner al campo del Betis el Corte Ingles estadio, que yo siempre diré voy al Benito Villamarín a ver a mi Betis,ole ahí¡¡ contra eso no hay publicidad que pueda.
Les vendrá bien el empuje económico, pero suena fatal