Hace tiempo escuché hablar de un artista-inventor catalán: Pep Torres. Hay quien lo define como un hombre del nuevo renacimiento que lo mismo escribe que diseña, que inventa, que hace música o que aparece en una tertulia de radio o de televisión.
Trabaja bajo la marca Stereonoise para idear nuevos productos, en la mayoría de los casos absurdos, consiguiendo gran ruido mediático. Ahora se expone parte de su obra en Madrid bajo el título «Inventarium: Cien objetos inverosímiles» con los que este artista-inventor pretende hacer a la gente la vida más fácil y agradable.
Para muestra, un botón. Media hamburguesa con un espejo detrás para aparentar al hambriento que come más de lo que realmente come.
Han hablado con él en El País. El inventor define la muestra como «una visión del futuro a través de sus objetos» y, al mismo tiempo, «una reflexión del presente, de cómo vivimos hoy en día». De esa mirada nace, por ejemplo, la cama puzzle. En 2300, explica, «nadie en su sano juicio compraría un colchón de matrimonio que no fuera desmontable en dos dada la precariedad de las relaciones sentimentales». Así, cuando dos personas se unen, cada miembro de la pareja aporta su mitad de una cama que se une fácilmente. Que se une, y se desune, claro.