Bailar con un paraguas en medio de la Royal Mile sobre una cuerda haciendo un impresionante juego de equilibrio es posible en Edimburgo. Este hombre conquistó a prácticamente todo el mundo que paseaba por esa zona aquella tarde. Nos tuvo más de media hora contemplando cómo sus músculos le sujetaban sobre una delgada línea mientras hacía lo que mejor sabía hacer.
Al final, nos recordó que los espectáculos en la calle no son del todo gratuitos. Los artistas nos ofrecen su arte y a cambio esperan una recompensa económica. Me parece justo. Así que nos dijo aquello de «This is my art, this is my heart… and this is my hat«.