He leído esta mañana un blog que me ha hecho pensar mucho. Más aún cuando tiene que firmarlo una persona anónima. Tengo 30 años, así que parece ser que pertenezco a la Generación X. Me acabo de enterar, pero la descripción que leo me convence.
La generación X fuimos la primera que verdaderamente volvimos locos a los directivos de marketing. Éramos muy difíciles de categorizar, éramos cada uno de un padre y una madre. Con el inicio de internet, cada uno podía seguir los intereses más diversos con relativamente pocos recursos, y eso dio para muchísimos artículos.
Pero de repente, desaparecimos. El foco pasó a los Baby Boomers y al batiburrillo de generaciones que han venido después y que nadie se ha atrevido si quiera a categorizar por lo heterogéneo de ellas. Eso sí, de estas generaciones Y o Z, ya no sólo está mejor visto que emprendan, sino que dada la situación económica, es casi su obligación. Pero es que además, son los que llaman nativos digitales, son los que saben todo sobre redes sociales, nuevas tecnologías y son además mucho más divertidos que nosotros, que éramos unos pasotas y unos quejicas.
Estamos a medio camino: no tenemos la experiencia de los que llegaron alto cuando todavía creíamos en la titulitis y en que, para llegar a ser algo en la vida, cuantos más títulos universitarios tuvieras, mejor que mejor; pero tampoco somos los jóvenes hiperpreparados que vienen detrás con idiomas, tecnólogos, más jóvenes y más baratos que nosotros.
Sin embargo, no creo que esto nos convierta en inútiles. Tenemos la suerte de ser la primera generación que es analógica y digital al mismo tiempo. Hemos vivido el cambio, conocemos lo antiguo pero nos hemos adaptado.
Tenemos la experiencia. Estamos muy curtidos de vivir en el “mundo real”. Sabemos lo difícil que es vender, y lo difícil que es crear estrategias e implementarlas. Pero sabemos hacerlo. Tenemos también la experiencia del mundo físico. Todo el mundo habla de que la revolución que viene va a ser en la fabricación, en lo físico.
Somos la única generación que somos nativos digitales y analógicos, sabemos que las cosas se fabrican, no sólo existen en una pantalla. Tenemos también experiencia en trabajar con personas, en liderar, en hacer equipo y de estar a las duras y a las maduras. Y también sentimos que las empresas deben de ser sitios más respetuosos con el medio y con las personas. Hemos vivido de primera mano el ambiente corporativo y sabemos lo que funciona y lo que no funciona.
Con todo esto, ¿qué hacemos? Quiero pensar que hay un hueco esperándonos. Yo intento encontrar el mío, con trabajo, esfuerzo y preparación. Una recomendación con la que me quedo:
Recomendaciones para quien no os sintáis preparados: no pierdas contacto con las nuevas tecnologías. No dejes de interesarte por las nuevas tendencias en los negocios. No pierdas contacto con los jóvenes (de verdad) para intentar comprenderlos, recuerda que serán tus clientes. Y sobre todo, empieza a perder el miedo que tenemos desde nuestra juventud a emprender. El mundo ha cambiado, las empresas no duran 100 años, y los puestos de trabajo duran menos. Los únicos que durarán, serán los que creemos nosotros.