El próximo 31 de agosto cumpliré 30 años. Nací en el 82, con naranjito. Fui a la universidad y me esforcé porque me prometieron un buen futuro. Estudié periodismo y tuve la suerte de empezar a trabajar antes incluso de terminar la carrera. Aunque con mucho esfuerzo, estuve trabajando ininterrumpidamente durante 7 años. No iba mal.
Pero vieron que me acercaba a los 30 y no podía escaparme de ser una más de la generación perdida. En agosto me quedé sin trabajo y ahora sigo formándome con la esperanza de que encontraré de nuevo una buena salida profesional.
Se que no será fácil. Pero me niego a pensar que todo esto no tendrá un final feliz. De momento, he decidido ayudar a la gente de Anicet Lavodrama. Para que demostrar que, a pesar de todo, los treintañeros seguimos vivos.
Los que nacimos doce años antes no somos la generación perdida, somo la generación que nadie encontró…
Un abrazo, besos y sobretodo ¡qué te vaya bonito en las islas no perdidas..!
Antonio