Capaz de la magia de Pixar o las maravillas de Apple. Así era Steve Jobs. Hoy ha muerto a los 56 y queda como uno de los grandes visionarios. Un hombre que ha sido no sólo un mago de las tecnologías o un revolucionario de la comunicación móvil, sino un auténtico mago de las palabras.
Era mucho más. Probablemente uno de los mejores comunicadores que yo haya conocido. Decidí comenzar a empaparme de sus discursos después de escucharle decir aquello de «encontrad lo que amáis» en el mítico discurso de Stanford.