Nada se ha perdido. No hay decepciones después de las elecciones. Esto era sólo el inicio de lo que esperemos sea una larga carrera de fondo.
Puedes citarlos, estar de acuerdo, glorificarlos o satanizarlos. Lo único que no vas a poder hacer es ignorarlos. Porque están ahí. Y van a seguir estándolo.
Hay mucho que ver. Hay mucho que leer estos días. De momento, pueden empezar por leer a Muñoz Molina. Hora de despertar.
Y autocrítica, insisto, para no ceder más al halago, para reflexionar sobre lo que cada uno puede hacer en su propio ámbito y quizás no hace con el empeño con que debiera: el profesor enseñar, el estudiante estudiar haciéndose responsable del privilegio que es la educación pública, el tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias, el periodista comprobando un dato o un nombre por segunda vez antes de escribirlos, el padre o la madre responsabilizándose de los buenos modales de su hijo, cada uno a lo suyo, en lo suyo, por fin ciudadanos y adultos, no adolescentes perpetuos, entre el letargo y la queja, miembros de una comunidad política sólida y abierta y no de una tribu ancestral: ciudadanos justos y benéficos, como decía tan cándidamente, tan conmovedoramente, la Constitución de 1812, trabajadores de todas clases, como decía la de 1931.
Ahí están las míticas palabras de V de Vendetta: "Los artistas mienten para decir la verdad mientras que los políticos mienten para ocultarla".
Besos a cascoporro.