Dentro de que le tengo poca estima a la Iglesia como institución en general, hay algunos de sus representates que me generan simpatías por diversas razones.
Uno de ellos es Carlos Amigo, cardenal arzobispo de Sevilla. Ayer hizo unas declaraciones con motivo del juicio de Jiménez Losantos contra Alberto Ruiz Gallardón que creo encierran mucha verdad.
Amigo dice que el ideario de la Cope es «un dolor de cabeza permanente para la Conferencia Episcopal» y que ésta ha vivido una «disparidad de opiniones» al afrontar la renovación de Federico Jiménez Losantos.
Dolor de cabeza pero del fuerte, migraña, vamos.
Lo de esa cadena y ese homnre, porque de periodista tiene lo que dijo Goro, no tienen nombre.
No te equivoques Ana, aunque lo que dice el Cardenal Amigo siempre «les gusta» a ciertas personas, nunca lo van a «manipular» porque la Cruz de Cristo es indivisible y la iglesia católica también. «o dentro o fuera de la iglesia» y el Cardenal y la Cope estan dentro.
A mí, sin embargo, Losantos me provoca más simpatías que casi ningún obispo. Y además, creo que figuras como Losantos o Gabilondo (si alguien cree que realmente hay diferencias, más allá de las formas y la sutilidad, que se lo haga ver) son necesarias en cualquier democracia mediática como la nuestra.
Exageraciones y/o mentiras piadosas y/o verdades a medias, son casi la única forma de hacerse oir. La práctica es habitual desde todos los sectores de la sociedad, muy en particular, organizaciones que cuentan tradicionalmente con menos medios, como la Iglesia o las ONGs. Y si en el caso de las ONGs, casi todos, con la boca pequeña, aceptamos que el fin justifica los medios (de comunicación), por qué no habríamos de aceptarlo si lo que se defienden son creencias políticas.