Hoy es 20 de noviembre. No me gusta decir que se cumplen 32 años de la muerte de Franco; prefiero decir que ya han pasado 32 años desde que iniciamos el camino hacia la democracia.
No pretendo hablar de Francisco Franco. Sería perder el tiempo con alguien que tuvo a bien autoproclamarse Jefe del Estado de España desde 1939 hasta 1975. Ya sabemos bastante sobre él.
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Lo que me hace reflexionar son las celebraciones que se suelen dar en el Valle de los Caídos para recordar en su santuario al Caudillo. Ayer por la tarde se celebró una misa en este lugar. Fueron muchos los asistentes. Dicen que este año todo ha tenido un sabor especial porque se comentaba que probablemente sea la última vez que puedan hacer este acto de exaltación franquista con sus gritos de «Viva España», sus banderas, sus insignias y su entonación del «Cara al sol» gracias a la Ley de Memoria Histórica. Sólo puedo decir que me alegro.
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Hace un par de meses estuve en Berlín. En una de las visitas, estuvimos sobre lo que fue el búnker de Hitler. Hoy día es un parking de tierra. Sólo un pequeño cartel nos indica en qué lugar estamos. Un guía nos explicó que Alemania aún no sabe qué hacer con este lugar. Lo intentaron destruir, pero lo lograron sólo en parte. No quieren que los neonazis tengan un lugar en Berlín para recordar la odiosa figura que fue Hitler. Me pareció una lección de dignidad.
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Como he dicho, no pretendo hablar de Franco. Descanse en paz. Pretendo hablar del maldito legado que nos ha dejado. Un «ejército» de neonazis que le añoran cada 20N, especialmente en Madrid. Leo también que la policía calcula que en España hay casi 10.000 ultras y neonazis. Por supuesto, no todos se los podemos atribuir.
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Pero sí le atribuimos a esos que se reúnen en el Valle de los Caídos. A los que gritan contra la democracia, a los que esperan volver a encontrar a un nuevo Generalísimo.
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Esta mañana tengo una gran duda. No se si lo que voy a decir puede sonar a una traba contra la libertad de expresión en internet. Ni siquiera yo tengo claro que no lo sea. Pero tengo una pregunta. Si luchamos contra las expresiones franquistas, contra las demostraciones de fascismo ¿por qué se permiten páginas que alaban al generalísimo? Es el caso de Generalísimo Francisco Franco. Lugar de encuentro de los que siguen esperando un nuevo régimen como el suyo.
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No hago más que darle vueltas a la cuestión. Por un lado, es justo que cada cual hable en espacios privados de internet de lo que quiera. Por otro, creo que se deberían poner dificultades por lo menos a espacios donde se cultivan ideologías de este corte. En resumen, no encuentro respuesta.