Sal por el lado bueno de la cama

Hay mañanas en las que odias que suene el despertador. Esta mañana era una de ésas. No hay motivo aparente para que pase; simplemente pasa. Estás bien en la cama y no te apetece levantarte, vestirte, desayunar, arreglar tus cosas y salir a la calle a hacer lo que corresponda.

No es falta de motivación. De eso me sobra estos días. Pero te encantaría que alguien dijera que el día de hoy ha sido suspendido y que puedes volver a la cama.

Todo eso lo piensas durante máximo 1 minuto. Después te das cuenta de todo lo que puedes hacer en un día. ¡Espabila! Hay demasiado ahí fuera por hacer y ¿te piensas quedar aquí perdiendo el tiempo? Ni por asomo. Tienes un día magnífico por delante. ¡Eres un afortunado!

Tan sólo 1:30 segundos después de que sonase el maldito despertador, te descubres delante del armario, vistiéndote a toda prisa porque no puedes permitirte perder el tiempo en tu habitación. Hay demasiadas cosas interesantes esperando ahí fuera.

Radio. Música. Desodorante. Desayuno. Cepillo de dientes. iPod y a la calle. Los ojos abiertos, bien abiertos, para que nada de lo de hoy se te escape. Es importante levantarse por el lado bueno de la cama.

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